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La Peral, cuna de quesos artesanales azules y verdes sendas

 

Si el queso La Peral, el Peñoceo o el Peralzola han situado al pueblo del concejo de Illas, La Peral, en el listado de imprescindible de todo buen amante del queso; su privilegiada ubicación lo convierte en un destino perfecto para los amantes de la naturaleza y de los lugares con encanto.

Porque los quesos de La Peral nacen y reposan en una quesería que esconde una maestría que se remonta a principio del siglo XX y cuya estirpe quesera alcanza ya la quinta generación. Pero, además del saber hacer de la familia López Álvarez, los quesos de La Peral cuentan con ese aroma y notas que les confieren el privilegiado entorno que les rodea.

Quesos azules con vistas al Cantábrico y al Cabo Peñas

Rodeado por verdes prados que hablan no solo de los dos oficios que han definido el carácter, cultura y gastronomía asturiana: la ganadería y tradición quesera; La Peral tiene unas privilegiadas vistas de alguno de los buques insignia de la tierrina: el mar Cantábrico y el cabo asturiano por excelencia, el de Peñas.

Así, visitar Quesos La Peral no solo nos permite conocer una de las queserías asturianas con mayor tradición, también sus sendas y picos verdes que han definido este rincón de la cordillera prelitoral del Paraíso, e incluso darnos un chapuzón en época estival en la primera piscina fluvial de Asturias.

Ruta de los Molinos

Esta ruta nos ofrece un paseo de poco más de 6 kilómetros y 2 horas de duración por una de las imágenes más tradicionales de la Asturias Rural: los molinos. Centro de la vida rural asturiana, su popularidad se ha materializado no solo en sus construcciones, también en la música, historias y leyenda, pero, especialmente, en la vida de los ciudadanos que encontraban en el molino no solo un lugar básico para la alimentación de la familia y la economía rural de la época, también el punto de encuentro.

En un trayecto sin apenas dificultad, que puede realizarse a pie o en bici, la ruta parte del albergue de Sanzadornín, y transcurre por la carretera AS-321 siguiendo el cauce del río Roxico. Un río que sirve de alimento para los dos primeros molinos: el de la Vega y el de Llana.

Continuamos por la carretera hasta ver la pista de tierra en un cruce donde encontramos la señalización de la Senda (PR-AS 155). Y tras atravesar varios puentes, llegamos al Molin de Velasco. Si bien está prácticamente cubierto por la maleza, deja ver la entrada del agua del río en el edificio.

No ha tenido la misma suerte, la antigua central eléctrica que abastecía de agua a la mayor parte del municipio hasta principio del siglo XX.

Tras continuar por el mismo camino, llegamos a un cruce para tomar a la derecha la Callezuela y acercarnos a la capital del concejo. Antes de deleitarnos con el Palacio de Bárzana, que aún conserva la capilla, la panera y varias viviendas con la fachada original, podemos ver el Molino de Sollovio que será el punto final de nuestra ruta.

Eso sí, si visitas La Peral en época estival también puedes darte un chapuzón en un paraje rodeado de naturaleza que aprovecha las aguas de Faxeras para dar vida a las piscinas fluviales de Sollovio.

Senda Verde del Pico Gorfolí

Continuando con la ruta por la arquitectura tradicional asturiana, la Senda Verde del Pico Gorfolí nos ofrece la oportunidad de trasladarnos a la estructura tradicional de los pueblos de hórreos y caserías.

Al igual que la Ruta de los Molinos, la del Pico Gorfolí propone un recorrido de poco más de 6,3 kilómetros y 2 horas de duración por bosques de eucaliptos que dan paso al monte bajo de tejos y brezos.

La Senda comienza en el barrio de los Llanos para discurrir por el camino que llevaba a la mina de caolín de la ladera del Gorfolí. En el ascenso el Pico permanece a nuestra derecha hasta llegar a un mirador que nos permite observar una panorámica del municipio de Illas y de Corvera con el pantano de Trasona. Y que da paso al horizonte de los Picos de Europa para llegar al Campo de la Liebre, el final de la Senda.

Y nada mejor para poner el broche de sabor a nuestra visita a Illas que deleitarse con los extraordinarios azules y semi-azules de La Peral. De vaca, de cabra o de oveja, un azul de La Peral es comerse a mordiscos la cultura y tradición quesera de este pueblo asturiano de poco más de 200 habitantes.

 

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